lunes, 12 de septiembre de 2011

Las garrapatas

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Con la llegada del calor y el buen tiempo, también aparecen los parásitos más temidos por nuestra mascota: las garrapatas.
Un paseo por el campo o un rato de juegos en el parque pueden ser suficientes para que éste parásito se adhiera al pelaje del perro, por ello es importante conocer cómo prevenir este problema y cómo atajarlo con la mayor celeridad posible.


¿QUÉ SON LAS GARRAPATAS?
Las garrapatas son ectoparásitos hematófogos, es decir, parásitos que se fijan a la piel de los mamíferos, en especial de los perros, y se alimentan de su sangre.
Pertenecen al grupo de los arácnidos y cuentan con dos segmentos corporales –una cabeza fusionada con el tórax y el abdomen- y cuatro pares de patas en los ejemplares adultos, careciendo de alas o antenas.
Su tamaño va desde 0.35 a 1.5 centímetros por lo que pueden ser observadas a simple vista aunque son capaces de camuflarse entre el pelaje del perro con objeto de pasar desapercibidas.
Ocultas entre los árboles, arbustos o vegetación espesa esperan a una víctima propicia y, cuando la encuentran, saltan sobre ella. Una vez sobre su nuevo huésped buscan un lugar idóneo para fijarse a él a través de una estructura bucal especial para tal efecto. En los perros es frecuente encontrarlas en las orejas, entre los dedos o en la nuca o el cuello, zonas donde la piel es muy fina y existe buen riego sanguíneo.


DAÑOS PROVOCADOS POR LAS GARRAPATAS
Aunque la mordedura de una garrapata no es dolorosa, pues su saliva presenta propiedades anestésicas, no por ello deja de ser peligrosa.
Estos arácnidos son un vector de enfermedades, esto es, son capaces de infectar al perro con patógenos que portan. Entre las enfermedades típicas relacionadas con la garrapata cabe citar la fiebre de las Montañas Rocosas, la babesiosisprovocada por un protozoo o la temida enfermedad de Lyme, una infección causada por la bacteria Borrelia Burgdorferi que cursa con artritis y trastornos del corazón y el sistema nervioso y que puede incluirse en el grupo de las zoonosis. Es potencialmente peligrosa si no se trata a tiempo con antibióticos como las tetraciclinas o la penicilina.
Además, la mordedura provoca irritación y picor en la piel del perro. Éste, ante dicha molestia, se rasca produciéndose lesiones secundarias y dejando por tanto vías abiertas para la entrada se patógenos infecciosos oportunistas. La zona donde se aloja una garrapata suele aparecer inflamada y, en ocasiones, carente de pelo.
Asimismo, cuando la garrapata pasa desapercibida y cuenta con tiempo suficiente para alimentarse en abundancia del animal éste puede llegar a sufrir anemia y debilidad a consecuencia de la pérdida de sangre.


PREVENCIÓN
La mejor manera de proteger a nuestro perro consiste en colocarle un collar antiparasitario y bañarlo con productos especiales repelentes.
También prestaremos atención a las zonas de estancia de nuestra mascota, manteniéndolas limpias y desinfectadas.

TRATAMIENTO
Si detectamos la presencia de una garrapata adherida a la piel de nuestro perro hemos de proceder a retirarla lo antes posible pero no sin antes aprender a realizar esta operación de la manera correcta.
Para eliminar este parásito necesitaremos unas pinzas de punta estrecha y, preferentemente curvadas. Con ellas, y tras cubrirnos las manos con unos guantes, sujetaremos a la garrapata de la zona bucal, lo más cerca de la piel del perro posible, y traccionaremos de manera lenta, continua, suave y progresiva en dirección perpendicular a la piel hasta su total extracción. Una vez realizada esta operación vigilaremos que no queden restos en la herida y, si los hubiera, los quitaremos con ayuda de las pinzas. Posteriormente desinfectaremos la herida.
Nunca ha de aplastarse el cuerpo de una garrapata, pues los fluidos tóxicos que contienen en su interior podrían inocularse dentro del torrente sanguíneo del perro causando mayores complicaciones.

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